A nuestro querido amigo el insigne poeta Don Manuel Alejandre y Robledo.
I
Don Fulano de Tal, que es Diputado
por dos puntos distintos, muy distantes,
se encuentra seriamente disgustado;
y es que ayer el correo le ha anunciado
de ambos pueblos noticias alarmantes.
-"Los abajo firmantes,
-decían con sincero laconismo-
solicitan su auxilio, cuanto antes:
la sequía, señor, sigue lo mismo.
Marchamos hacia el fondo de un abismo
y hartos ya de desaires,
que el Gobierno nos marca con cinismo,
emigramos mañana a Buenos Aires."-
Con triste sencillez la otra decía:
-"Justamente alarmado el vecindario,
convencido que nadie le atendía
y al ver la inundación que es cada día
más terrible enemiga del salario:
arrasadas las huertas, la aceituna,
cansados de implorar la acción divina
faltos de protección y de fortuna,
las familias del pueblo, una por una,
se van a la República Argentina."-
II
Quedose pensativo el Diputado:
no comió ni bebió durante el día;
el disgusto quedóle anonadado,
y entre dientes, el hombre maldecía
el caso presentado.
Tomando en el Congreso la palabra
así dijo: -"Encontré remedio al mal;
propongo al Parlamento que se abra
de pueblo a pueblo prudencial canal.
Las aguas en un punto desbordadas..."-
No pudo terminar; cien carcajadas
produjeron horrible algarabía.
¡De punto a punto mencionado, había
mil cuatrocientas leguas, bien contadas!.
III
"Por si somos políticos un día
estudiemos con fe la Geografía."
El Adarve, Cáceres, 29 de Marzo de 1907
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