precipitada huía
una inocente cierva
de un cazador seguida.
En una oscura gruta
entre espesas encinas,
atropelladamente
entró la fugitiva;
mas ¡ay!, que un león sañudo,
que allí mismo tenía
su albergue, y era susto
de la selva vecina,
cogiendo entre sus garras
a la res fugitiva,
dio con cruel fiereza
fin sangriento a su vida.
Si al evitar los riesgos
la razón no nos guía,
por huir de un peligro
damos mortal caída.
1 comentario:
Hola Froi,
De nuevo por aquí, aún sé que te debo una curiosidad, pero me encuentro un poco bloqueado...
Espero que el verano vaya bien.
Un abrazo.
Publicar un comentario